Zamora - San Cipriano


Localización | La planta | La cabecera | La portada | La torre | El interior

La actual iglesia de San Cipriano de Zamora es el resultado ecléctico de una serie de actuaciones arquitectónicas llevadas a cabo desde finales del siglo XI en que tendría su origen la primitiva construcción hasta la última restauración de 1975.

Existen dos inscripciones, ambas recolocadas en sus presentes ubicaciones -en el paramento interior del muro norte, la una, y en el tímpano de la ventana del ábside central, la otra- que contienen las fechas de 1093 y 1094 como momento en que se cimentó la iglesia de San Andrés, advocación ésta que nunca ha tenido la iglesia de San Cipriano, por lo que hay que suponer que ambos documentos lapidarios provienen de la parroquia dedicada al apóstol demolida en el siglo XVI. No obstante, las anteriores fechas postrimeras del siglo XI no se alejan mucho de las que corresponderían al inicio de las obras de San Cipriano. Se conserva una tercera inscripción tallada sobre el arco de la portada sur que se refiere a la muerte de Alfonso VII en 1157, lo que evidencia que cuando eso ocurrió ya estaba construida dicha portada, si bien no debe datar de mucho antes.
Lo que queda de filiación románica de este templo corresponde a dos fases de su edificación: en el periodo de tránsito entre el siglo XI y el XII tendría su origen la cabecera triabsidal y parte del primer tramo de la nave; de mediados del siglo XII habría que suponer la portada meridional y la torre.

Localización


Coordenadas UTM (Datum ETRS89 y WGS84)
  • Huso:30T; X=270.626; Y=4.598.079
Cartografía

La planta


Consta hoy la iglesia de una sola nave de anchura desproporcionada con respecto a su longitud. En origen es de suponer que contaría con tres naves en correspondencia con los tres ábsides que se conservan de su fábrica original. La cabecera, la parte más antigua del conjunto, está formada por triple ábside recto, forma ésta que se repite en otros templos zamoranos. El ábside central sobresale en altura y longitud en relación con los colaterales. La nave se divide en tres tramos por medio de dos grandes arcos diafragma apuntados que soportan la cubrición de armaduras de madera. El tramo central de la nave presenta una prolongación por el lado norte destinada a la formación de una capilla. Al costado sur del último tramo se adosa otra capilla de época posterior y junto a ella la torre románica cuyo pasaje inferior ha quedado sin funcionalidad al verse cegado por aquél añadido. En el imafronte se sitúa la portada actual, estando la anterior alojada en el muro meridional del tramo primero de la nave pero cegada.

La cabecera


La cabecera es la parte más antigua del edificio y corresponde a la primera fase de construcción llevada a cabo a finales del siglo XI. Está muy restaurada, siendo el ábside septentrional el menos manipulado. La componen tres capillas de planta rectangular, siendo la central algo mayor en longitud y altura pero careciendo, en contra de lo que es habitual, de un tramo precedente destinado a presbiterio. Se cubren los tres ábsides con sus respectivas bóvedas de cañón; al exterior, el ábside central presenta cubierta a doble vertiente y los laterales a una sola. En los testeros rectos y lisos no destacan otros elementos que sendas ventanas de aspillera. Este estilo de cabecera recta se repite en otras iglesias zamoranas como pueden ser las de Santiago del Burgo, San Juan de Puerta Nueva, San Esteban o Santo Tomé.
Esta ventana del ábside meridional está rehecha en buena parte. Está formada por un vano estrecho y alargado bajo un arco de medio punto de doble arquivolta y chambrana. La rosca interior descansa sobre columnas de cuyos capiteles no se conservan las cestas originales pero sí los altos cimacios con ornamentación de cestería, estando formadas las basas por una triple moldura tórica. En el frontón se incrustó un relieve que muestra cuatro figuras bastante deterioradas que pueden verse mejor en este detalle. Una de ellas lleva una cruz, mientras otra levanta los dos brazos.
La ventana del ábside principal ha perdido las columnas completas y de su chambrana sólo restan algunos fragmentos maltrechos. Sobre el vano de la misma se embutió en la última restauración un sillar (ver detalle) con tres figuras humanas talladas en él y una inscripción a la que se ha hecho alusión al principio que hace referencia al año 1094 en que se cimentó la iglesia en honor de San Andrés y que da cuenta de los maestros que la construyeron. Esta piedra estuvo antes reutilizada en el muro norte de la nave con supuesta procedencia de la iglesia de San Andrés derruida en el siglo XVI.
De las tres ventanas absidales ésta es la que permanece prácticamente inalterada con casi todos sus elementos originales, incluso la reja metálica constituida por un nervio vertical del que crecen caulículos espirales. La chambrana es abilletada y los fustes de las columnillas van profusamente ornamentados. Los capiteles muestran motivos decorativos vegetales y los cimacios trabajos de cestería. También en el tímpano de esta ventana se ha embebido un relieve (ver detalle) en el que suelen distinguirse dos escenas: la que conforman las cuatro figuras de la izquierda, que pudiera ser la Resurrección de Jesucristo (segundo por la izquierda) que parece elevarse sobre otra figurilla caída en tierra ante la mirada de los otros dos personajes, pensativo el uno con la mano bajo el mentón, y orante el otro que junta las manos sobre el pecho. En la zona de la derecha otro grupo de figuras pueden estar representando el sacrificio de Isaac con la presencia central de Abraham al que un ángel detiene cuando va a proceder al sacrificio de su hijo.

La portada


En el muro sur de la nave, en el primer tramo de la misma, se reubicó la portada cuya disposición primitiva se desconoce. Esta portada permanece cegada toda vez que la que permite el acceso al templo se encuentra en el imafronte, tratándose de un hueco adintelado cuya apertura data del siglo XVIII. La portada románica en desuso corresponde a la segunda fase de construcción de la iglesia. Está formada por arco de triple arquivolta y chambrana cargando sobre las jambas escalonadas. Todo es muy sencillo y carente de ornamentación. De que esta portada ha sido remontada no queda duda, pues la inscripción existente en su arco interior alusiva a la muerte de Alfonso VII no guarda el debido orden literal al haberse trastocado la posición de las dovelas.
En las enjutas de la portada, sin que tengan relación con ella, se encuentran incrustadas algunas piedras talladas en relieve provenientes de lugares y orígenes desconocidos. Tal es el caso de esta representación del profeta Daniel en el foso de los leones, figurados éstos por los dos cuadrúpedos rampantes laterales, o las dos figuras humanas de la enjuta izquierda que representan respectivamente a un herrero con el martillo en alto ante el yunque y a San Pedro portando las llaves e identificado por el rótulo PETRUS APOSITOLUS.

La torre


La torre constituye uno de los componentes primitivos de la iglesia de San Cipriano. Se levantó en la segunda de las fases constructivas a medidos del siglo XII, adosándose al muro sur del tramo central de la nave.

Bajo la torre discurre un pasadizo que se anuló como tal al construirse la capilla que ocupa el espacio contiguo a la torre a poniente de la misma. El cuerpo superior está horadado por pares de huecos campaneros de arcos apuntados sobre imposta corrida. En el ángulo suroriental se instaló en época gótica una hornacina exenta sobre plataforma volada que hoy permanece sin uso.

El interior


Como ya se ha dicho al comentar su planta, esta iglesia debió estar distribuida originariamente en tres naves como lo denotan los tres ábsides subsistentes. Hubo de ser en época gótica cuando desaparecieron las compartimentaciones y se creó el espacio único actual. La cubrición de aquellas naves, presumiblemente realizada mediante bóvedas de cañón, dio paso a la que ahora se compone de dos grandes arcos diafragma que soportan un entrevigado de madera para formar una cubierta a dos aguas.

Los mencionados arcos diafragma, muy apuntados, están doblados y presentan sus aristas biseladas. Montan sobre columnas entregadas de fuste grueso y corto. Ni los capiteles ni las basas ostentan decoración alguna. Habida cuenta de la anchura de la nave única, la luz de estos arcos es de gran magnitud.

Ábside central

La capilla central, de altura considerablemente mayor que las laterales, se cubre con bóveda de cañón apuntado. El arco de ingreso, que a modo de arco triunfal comunica directamente la capilla con la nave pues carece ésta de presbiterio, es muy apuntado y se eleva sobre altas semicolumnas de basas áticas. El arco es de factura similar a los diafragmas, doblado y con las aristas biseladas.
El capitel izquierdo de este arco representa muy toscamente los tres Reyes Magos en la tradicional disposición de ofrecer sus obsequios al niño Jesús en brazos de su madre, mientras que un ángel presencia la escena. El cimacio se adorna con flores rosáceas inscritas en aros de triple filamento. El otro capitel, el de la derecha, no menos tosco que su pareja, acoge el pasaje bíblico del Pecado Original. El árbol de la fruta prohibida ocupa el lateral del capitel que mira a la nave y Adán y Eva la cara frontal.
Tanto los muros laterales como el del testero del ábside central están recorridos por una arquería ciega que es de triple vano en los lados y doble en el frontal. Este recurso ornamental se encuentra también en la misma capital en la cabecera de la iglesia de Santo Tomé. Los soportes de estos arcos son de dispar tipología: de fustes de sección poligonal, en unos caso, o de pilastras, en otros. Entre los capiteles, en general deficientemente conservados, merece destacarse el central del lado izquierdo que muestra una sirena-pez en la tan repetida actitud interpretada como lujuriosa de alzar la cola (en este caso una sola) sujetándola con una mano mientras que con la otra exhibe un pez asido también por la cola. En la cara frontal del capitel aparece un ave, quizás una arpía, sobre la que se ha encaramado un pequeño cuadrúpedo rampante. Otro animalillo cuadrúpedo aparece asimismo por encima del extremo de la cola de la sirena.
En el muro lateral derecho del ábside mayor sobre la clave del arco ciego central se encuentra encastrado este crismón orlado y circular que no sólo muestra el Tetramorfos en sus enjutas sino también dos aves, una serpiente y, en la base, una cruz. Existen otros dos crismones en este templo: uno formando el antipendio de esa misma capilla y el otro al exterior en el muro meridional de la nave. Este último se encuentra girado de forma que la cara lateral izquierda del mismo hace ahora de base del sillar. En la leyenda que lo circunda se lee MARQVM ET MATEV[m] LVCAS ET IOANNES.

Ábsides laterales

Ambos se cubren con bóveda de cañón de medio punto. También de medio punto son los arcos triunfales que enmarcan la embocadura de estos ábsides.
El muro frontal exterior del ábside lateral izquierdo evidencia con su maltratada fábrica los avatares a los que ha estado sometido, de los que el más reciente (1975) es el que dio lugar a la renovación total de su bóveda.
El capitel izquierdo del arco triunfal está formado por un friso vegetal y un conjunto de figuras humanas y animalescas que componen una compleja escena en la que destaca un cuadrúpedo encadenado por el cuello y las garras que aferra con una de ellas la pierna de un hombrecillo quien, a su vez, sujeta al animal con sus dos manos por los extremos de las fauces. El capitel opuesto cubre su cesta con elementos vegetales en forma de tallos entrelazados al modo de la labor de cestería y hojas que forman volutas. En el cimacio se alinean palmetas inscritas en círculos.
Este ábside se rehizo casi por completo en la mencionada intervención de 1975; no obstante se conserva el arco triunfal original. El capitel izquierdo, a pesar de estar muy deteriorado, deja ver un individuo que ha perdido su brazo derecho y que extiende la otra mano sobre su abdomen. A su lado izquierdo se aprecia el fuste de una columna, adivinándose la primitiva existencia de otro al lado contrario. El cimacio se adorna también en este caso con flores pentafolias inscritas en círculos de triple filamento. El capitel enfrentado presenta en su cara central tres personajes, de los que el de la izquierda pudiera ser un obispo a decir de su indumentaria y del báculo que ostenta en su mano izquierda, el de la derecha un guerrero pertrechado con escudo y espada, mientras que el central porta en sus manos un libro y cruza las piernas.
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