Andaluz - San Miguel

Localización | La planta | La portada | La galería |

De la primitiva iglesia románica construida en 1114, fecha que ha quedado inscrita en su propia fachada, tan sólo restan algunos fragmentos de los muros exteriores, entre ellos del meridional que contiene la portada, así como la galería porticada adosada a este mismo lienzo. El resto de la fábrica es obra de principios del siglo XVIII.

En su configuración actual, consta el templo de nave única rectangular, sin ábside, con el aditamento a su costado meridional de una sólida torre de planta cuadrada y la galería románica.

Localización

• Huso:30T; X=515.989; Y=4.596.504

• Localización en el mapa de Google: Vista activa
• Localización a través del visor de SigPac: Vista activa

La planta

En el adjunto gráfico se esquematiza la planta actual. Una sola nave de cinco tramos desiguales de los que el primero hace las veces de cabecera de la que carece. Adosada al muro sur, una torre cuadrangular y un anexo destinado a sacristía. En época románica, de la que sólo quedan fragmentos murales, debió estar rematada en su testero oriental por un ábside semicircular, según se deduce de las excavaciones practicadas. De aquella primera fábrica románica se conserva la portada que se abre en el paramento meridional del cuarto tramo y la ventana próxima a ella; también románica, aunque de fecha posterior, es la galería que circunda la nave por tres de sus lados y cuyas arcadas permanecen abiertas en el frente sur y parte del occidental.

	Puerta abocinada, muy recrecida sobre el paramento, compuesta por cinco arcos, cuyas arquivoltas impares son lisas festoneadas por una chambrana ajedrezada y apoyan sobre jambas, mientras que las otras dos son baquetonadas con ribete de fino sogueado y descansan sobre columnas acodilladas.
	Las columnas y machones de este lado izquierdo, al igual que los del lado opuesto, se alzan sobre podio común sobresaliente del muro. Las columnas poseen altas basas, fustes cilíndricos y capiteles labrados, cuyos cimacios y ábacos se prolongan en una imposta corrida. Es ésta de círculos tangentes en los que se inscriben motivos vegetales foliáceos; se completa su decoración con una curiosas cabecitas de aspecto humano que sobresalen de cada una de sus esquinas. Los capiteles de ambos lados son casi idénticos entre sí. El exterior es de hojas lanceoladas que portan frutos bulbosos en sus extremos. El interior representa dos cuadrúpedos afrontados con las cabezas posicionadas en la arista. Bajo ellas, otra cabeza similar a las de la imposta, aunque de mayor tamaño.
	En las dos enjutas que forma el arco exterior de la portada se han tallado sendos bajorrelieves representando figuras animalescas. El de la derecha muestra un cuadrúpedo alado, de hocico terminado en pico y garras en las cuatro extremidades.
	El bajorrelieve de la enjuta izquierda representa un felino, quizás un león, en actitud de avalanzarse sobre la presa. En los sillares inferiores figura una inscripción que, literalmente transcrita, dice: IN NOMINE DINI NRI JHUXPI IN HONOR EX MICAEL ARCAN GELI ERA MEC QUINCUAGEN A II SUBPIRIANUS ME FECIT que podría traducirse por: «En nombre de Nuestro Señor Jesucristo en honor de San Miguel Arcángel en la era de MCLII Subpirianus me hizo». Esta inscripción informa que el maestro Subpiriano (o Cipriano) hizo la iglesia en el 1152 de la era augusta, esto es, en el año 1114 de la cristiana.

La galería

La indicada fecha de construcción del templo (1114) no se corresponde con la de la galería que debió realizarse a finales de ese siglo XII, según lo testimonia su decoración. Consta la arquería de once vanos, de los que uno sirve de acceso, estando distribuidos los otros diez en tres tramos: dos en el costado occidental, seis en el frente meridional a la izquierda de la entrada, y dos a la derecha en el mismo frente.

En su origen la galería corría por el lado oeste creando un pórtico en el testero occidental de la iglesia, y aún se prolongaba por el norte sin que pueda determinarse hoy el desarrollo que alcanzaba en esta orientación. Puede apreciarse en la imagen cómo subsiste el arranque de un tercer arco y un pedazo de podio o zócalo, todo ello de similar factura a la de la parte que se conserva aunque a un nivel algo inferior. El análisis de la planta lleva a la misma conclusión, pues se observa en ella que el espacio que correspondería al tramo de galería occidental hoy cegado es del mismo ancho (algo más de 3 metros) que el abierto al sur.

	Las columnas acusan una gran desproporción entre sus partes: altas basas, enormes capiteles y fustes chaparros que superan en poco la altura de los capiteles con sus cimacios y ábacos. Apoya la arcada sobre un zócalo de sillería que se interrumpe en el arco de acceso. Los fustes del tramo mayor son, alternativamente, simples y cuádruples; los de los otros tramos son sencillos.
	Capitel del lado occidental. Único que representa figuras humanas y de animales: un hombre de torso desnudo y faldellín, posicionado en la arista, extiende sus brazos para asir de una de sus patas delanteras a cada uno de los cuadrúpedos esculpidos en las caras del capitel. Recuerda el personaje al ya visto en un capitel interior de San Miguel de Almazán que en similar actitud tomaba por el cuello a dos aves.
	Primer capitel del frente meridional. De cuerpo prismático cuadrangular soportado por un anillo en forma de campana, se decora con dibujo inciso de volutas y hojas. En el cimacio, cinco rosetas dodecafolias por cara.
	Segundo capitel del frente meridional. Muy simple y rudo, parece esbozar una malla de dudoso efecto decorativo. El cimacio es liso con semiesferas protuberantes.
	Tercer capitel del frente meridional. Tosco capitel que remeda formas vegetales entre las que aparece intercalada alguna rosácea circular. Una cadena de aros engarzados adorna todo el cimacio.
	Cuarto capitel del frente meridional. Figurillas humanas en las aristas del capitel, muy desdibujadas por la erosión, entre motivos vitícolas. También en el cimacio se utilizan zarcillos y hojas de vid para su decoración.
	Quinto capitel del frente meridional. De esbeltas palmetas que se revuelven en bolas, en las aristas, y en frutas de forma de alcachofa, en las caras. En el cimacio, un rosario de hojas abombadas.
	Sexto capitel del frente meridional (a la derecha de la entrada). Similar decoración a la del capitel anterior, de palmetas y bolas, con cimacio de flores cuadrifolias que, en su yuxtaposición, dan la impresión de círculos tangentes.

El ala occidental de la galería y el pequeño residuo que aún queda de la norte -ambos espacios hoy cerrados- se han convertido en improvisado museo donde se exhiben los capiteles, parte de los fustes con sus basas, algunos canecillos y otras piezas provenientes de la arquería desaparecida que, tras las excavaciones y obras de restauración llevadas a cabo en los años 1991-92, se hallaron embutidos en el cerramiento donde habían sido reutilizados como ripio.

Son once los capiteles que se exponen, además de fragmentos de otros dos; sobre cada uno de ellos se ha colocado su posible correspondiente cimacio. Todos son exentos, por lo que presentan talladas sus cuatro caras, al igual que los que siguen formando parte de la actual galería.

	Aves de rapiña de pico largo y corvo, dispuestas una en cada cara, entre grandes hojas vegetales que ocupan las aristas.
	Más aves, unas picoteando en el suelo y otras en lo alto; entre ellas, tallos y hojas estrechas y alargadas. El motivo se repite en las cuatro caras.
	Una representación de la Maiestas Domini en actitud de bendecir con la mano diestra mientras porta un libro en la otra, ceñida la sien con una corona y sedente en un trono cuyos brazos están rematados por pomos de aspecto felino. En la parte superior, a uno y otro lado de la figura divina, sendas imágenes del sol y la luna. En dos de las otras caras del capitel, como se aprecia en esta imagen, se muestra una tosca talla de un hombre con grilletes en tobillos y muñecas y dos cuadrúpedos alzados sobre sus patas traseras para alcanzar las ramas de un árbol.
	Un centauro con barba y cabello erizado, en la habitual posición de disparar el arco volviéndose hacia atrás. Otro lado del mismo capitel exhibe una magnífica representación de un caballo con silla de montar. En otra cara aparece un animal de aspecto vacuno.
	Dos arpías ocupan simétricamente la parte inferior de esta cara; sobre ellas, uniendo sus cabezas en la cima de la arista, dos aves de vistoso plumaje. Las arpías lucen largas colas de reptil que se extienden por las caras adyacentes. En esta otra cara se aprecia lo dicho en cuanto a las arpías y a las aves; se ve además una máscara central, un perro que ocupa el ángulo superior derecho mordiendo la cabeza antropoide de una serpiente de cola plumífera. Este tema se repite en la cara contigua.
	Labor de cestería de influencia silense. Aquí el entrelazado es de triple mimbre que brota de la boca de máscaras antropoides dispuestas en los vértices del capitel.
	Capitel de ornamentación vegetal formado por dos niveles de gruesas hojas estriadas y bulbos también estriados.
	En esta cara del capitel un jinete dispara al frente su ballesta. En otra de las caras otro jinete cabalga protegido por un escudo puntiagudo de superficie estriada.
	Sobre fondo de hojas acanaladas, una cabeza humana tocada con bonete en el centro de cada cara del capitel.
	Haces de caulículos que se enroscan y forman adornos geométricos con pomos que cuelgan de ellos.
	Finalmente, un deteriorado capitel de tema decorativo vegetal.
Como soporte de un alero totalmente renovado subsisten algunos canecillos originales de variada composición. En el museo también se exhiben varios canecillos pertenecientes al desaparecido alero de la galería occidental, como este que representa una cabeza masculina tonsurada, o este otro en el que una persona de rostro mutilado y abultado abdomen parece estar dando a luz pues muestra una cabeza entre sus piernas.