Castillejo de Robledo - Nuestra Señora de la Asunción


Localización | La planta | El ábside | La portada | El interior

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Castillejo de Robledo ha sido frecuentemente atribuida a los Templarios aunque sin ningún fundamento, por más que la villa conserve un arruinado castillo que fuera de esta Orden Militar.
Fue declarada Monumento Nacional el 24-05-1974.

Se trata de un templo de una sola nave, cabecera compuesta por ábside y presbiterio, una espadaña a los pies de la iglesia y vestigios de una galería porticada desaparecida. El espacio exterior cubierto que protege el acceso al templo es moderno, tanto en sentido cronológico como estilístico. La espadaña también es de factura posterior al resto de la fábrica.

La construcción de la iglesia puede datarse en la segunda mitad del siglo XII, a excepción de su portada cuya ejecución ha de retrasarse a comienzos del siglo siguiente.

Localización


Coordenadas UTM (Datum ETRS89 y WGS84)
  • Huso:30T; X=458.679; Y=4.600.767
Cartografía

La planta


Templo de una sola nave sin división en tramos y de geometría irregular, con cabecera compuesta por ábside semicircular y presbiterio recto. Presenta una única portada orientada al sur resguardada por un pórtico de reciente factura. Al norte se adosó en época posterior al resto de la fábrica una estancia utilizada como sacristía a la que se accede desde el presbiterio salvando el desnivel mediante cuatro peldaños.

El ábside


Es un ábside característico semicircular, dividido verticalmente en tres calles por dos columnas adosadas, y circundado horizontalmente por una imposta corrida que anilla los propios fustes de las columnas. Presenta esta imposta en su cara inferior decoración a base de doble fila de hojas puntiagudas. Por encima de ella, otra imposta discontinua y lisa prolonga los ábacos de los capiteles de las ventanas a lo ancho de cada paño. Un alto zócalo de nivelación del terreno presta soporte a todo el conjunto.
Las tres ventanas del ábside, una por paño, son iguales entre sí. De aspillera, arco de medio punto de cuarto bocel con chambrana de puntas de diamante, columnillas sobre basas de bolas coronadas por capiteles de ornamentación vegetal. Sus ábacos, por una parte, y el alféizar, por otra, dan lugar a la doble imposta que rodea el ábside.
Los dos capiteles muestran idéntica decoración: frutos espigados y palmetas acanaladas. Soportan un alero de tacos jaqueses. Tienen como peculiaridad estos capiteles que sus ábacos poseen más fondo que la cornisa, por lo que sobresalen de ésta quebrando la normal continuidad circular de la misma.
Son muy variados los temas representados en las cabezas de los modillones de este alero. Los hay de rollos, de bolas, foliáceos y de rostros y figuras humanas. Es significativo uno de erótica actitud en el que una pareja se abraza y besa en apasionada cópula.

La portada


La portada, que se abre al sur en somero arimez, es algo posterior al resto de la iglesia, seguramente de principios del siglo XIII. Sus arcos apuntados y los motivos decorativos de sus arquivoltas así lo delatan. Cuenta con cinco arquivoltas, de las que la interior apoya sobre las jambas de la puerta, las tres centrales sobre columnas encapiteladas, y la última sobre el arimez. Todavía conservan restos apreciables de la policromía original, predominando los colores rojos y negros. Son en su mayor parte estas arquivoltas de baquetas sogueadas con adornos de rosetas de cuatro hojas y puntas de diamante; destaca la formada por lóbulos calados, propios del estilo oriental adoptado y difundido por el Císter en sus obras protogóticas.
Los capiteles de ambos lados, bastante deteriorados en general, son muy similares entre sí, estando constituida su ornamentación por hojas de cardo; poseen ábacos de molduras lisas que se extienden por las jambas a modo de imposta.

El interior


La nave se cubre con armaduras de madera a dos aguas. El ábside posee bóveda de horno apuntada y el presbiterio de cañón también apuntada.

A excepción de los muros del ábside y del presbiterio que muestran al interior la piedra desnuda de su sillería, el resto del templo se encuentra revocado y abigarradamente pintado. Es de destacar el arco de triunfo por lo singular de su trazado, una ojiva en la que se fuerzan hacia el interior los extremos de su intradós para dar la impresión de una ligera herradura o, al menos, un cierto aire túmido .

El revoque del capitel y de la imposta que se inicia en su ábaco impiden saber qué hay debajo, y si se trata de elementos tallados o de simples volúmenes sin formas decorativas.

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