Sardón de Duero - Santa María de Retuerta


Localización | La planta | El templo | El claustro | Dependencias monacales

El Monasterio de Santa María de Retuerta -hoy sin funcionalidad monástica- fue una antigua abadía premonstratense, la primera que esta orden religiosa erigió en España a mediados del siglo XII, poco antes que su correlativa en el tiempo y en la ubicación ribereña sobre el Duero, ya en la provincia de Burgos, la Abadía de La Vid.

Su fundación se debe a Sancho Ansúrez, un nieto de Pedro Ansúrez el repoblador de Valladolid. Sancho, con motivo de sus estudios en París, conoció la Orden de Prémontré e ingresó en ella. Volvió a Castilla con la misión de implantar aquí la recién creada congregación de canónigos mostenses, para lo que, obtenidos los precisos terrenos en el lugar de Fuentes Claras, llevó a cabo la fundación monástica hacia 1143. Poco después cambió de emplazamiento trasladándose al actual y próximo paraje de Retuerta en el municipio vallisoletano de Sardón de Duero.

La abadía tuvo vida monástica hasta la desamortización de los bienes de las órdenes religiosas decretada por Mendizábal en 1835. A partir de ese momento, tanto el monasterio como las fincas agrícolas a él vinculadas pasaron a propiedad privada, siéndolo desde 1998 del grupo químico-farmacéutico Novartis que explota las bodegas vinícolas bajo la denominación de origen "Abadía Retuerta".

Localización


Coordenadas UTM (Datum ETRS89 y WGS84)
  • Huso:30T; X=382.456; Y=4.608.190
Cartografía

La planta


Se representa aquí un esquema en planta de las construcciones que rodean el claustro y que constituyeron el núcleo monástico, si bien algunas de ellas han sufrido transformaciones y añadidos. No se recogen las instalaciones más recientes, como la hospedería y otras, que no tienen relación temporal ni estilística con la primitiva edificación románica.
La distribución espacial en torno a un claustro es muy similar a la reglada por la Orden del Císter, de la que los premonstratenses la tomaron con ligeras adaptaciones: la iglesia al costado norte del claustro; la sacristía y la sala capitular en la panda oriental, así como un espacio que debió servir en su día para calefactorio o scriptorium y que hoy alberga la escalera de subida al claustro superior; el refectorio y la cocina ocupando toda la galería sur; la cilla, bodega y almacenes cerrando el perímetro por los lados oeste y norte.

El templo


Pretende ser una iglesia de cruz latina, si bien la cortedad de las naves que constan de un solo tramo le dan la apariencia de planta centrada o cruz griega. En efecto, el proyecto inicial de esta iglesia correspondía a un templo de mayor longitud con número superior de tramos, pero, llegadas las obras al punto en que actualmente se encuentran, quedaron truncadas las previsiones y no se construyó sino un único tramo. Posteriormente, ya en el siglo XV, se prolongó la nave central con un coro elevado varios peldaños sobre el nivel general. En definitiva, se trata de una iglesia de tres naves de un tramo, cabecera tripartita con sendos ábsides en hemiciclo precedidos por espacios rectos presbiteriales, transepto ligeramente marcado al exterior, y crucero de planta cuadrada. El acceso desde el exterior, el que utilizaban los fieles, se efectúa por la nave izquierda, y desde el claustro por el testero sur del transepto.
El ábside central es de planta semicircular y se cubre con bóveda de horno. Una triple imposta define horizontalmente la franja en la que se abren las tres ventanas y, dentro de ésta, la línea de arranque de los arcos de tales huecos. Ante el ábside se dispone un presbiterio de anchura ligeramente superior a la de aquél que se traduce en un retranqueo escalonado de los lienzos interiores; se cubre éste mediante bóveda de cañón apuntado. Por su apuntamiento y por su mayor luz, esta bóveda queda elevada con respecto a la absidial permitiendo la disposición de un pequeño óculo frontal.
Las ventanas son de aspillera con amplios derrames; los arcos lisos de medio punto apoyan sobre columnillas con capiteles decorados con motivos vegetales.

Los ábsides laterales siguen el mismo sistema de cubrición que el central: bóveda de cascarón en la cabecera semicircular y de cañón apuntado en el espacio recto anterior. Se iluminan por ventana única. Comunican con la capilla principal por arcos apuntados abiertos en sus muros de separación.

La nave central se cierra superiormente mediante bóvedas de crucería cuatripartitas de estilo protogótico. Esta forma de cubrición se utiliza en todos los tramos, incluso en el crucero, que no posee cimborrio o cúpula alguna. Tanto los arcos torales como los fajones son apuntados y doblados; los formeros son también apuntados pero sin doblar.

Las naves laterales utilizan el mismo sistema de abovedamiento en su único tramo.

Las bóvedas de los dos brazos del transepto, al igual que las demás, es de crucería cuatripartita. Las ojivas descansan en los ángulos de los testeros en ménsulas figurativas que representan cabezas humanas infantiles. El arco toral de embocadura es apuntado y doblado.
Puede apreciarse en la imagen adjunta el hueco de comunicación de uno de los ábsides menores con el principal. También el haz de columnas que se agrupan en torno a uno de los pilares exentos cuya descripción se realiza a continuación.
Se representa aquí una sección esquemática de uno de los dos pilares exentos con los que cuenta la iglesia. Sobre pedestal de planta octogonal se levanta el pilar cruciforme a cuyas caras se adosan pares de columnas que soportan los arcos fajones de las naves, uno de los arcos torales y el formero correspondiente. En los cuatro ángulos se acodillan columnas que soportan la ojivas de las bóvedas.
Sobre los fustes de las diversas columnas adosadas o acodilladas a pilares y muros se disponen capiteles que en todo caso responden al tipo ornamental vegetal, con variedad de hojas, frutos bulbosos, bolas pomáceas, volutas, etc. Los cimacios son moldurados, en unos casos, y ornados con rosetas, en otros.
Se patentiza al exterior la composición volumétrica de la iglesia: los tres ábsides semicirculares; los tramos rectos a ellos asociados, cuya mayor altura permite, en el caso del central, la apertura de un óculo de iluminación; la nave transversal del transepto, en cuyo extremo suroriental se levanta la espadaña desposeida de las campanas de las que no quedan más vestigios que los mechinales en que se sustentaban. Sorprende que los ábsides laterales tengan la misma altura que el central. Esta inusual morfología se debe a que tales ábsides menores poseen una segunda planta sobre las capillas inferiores, lo que se hace manifiesto desde fuera por los huecos que aparecen en su parte alta.
El sistema de contrafuertes utilizado denota lo tardío de su construcción dentro del periodo románico.

El claustro


Forma un cuadrado perfecto yuxtapuesto al muro sur de la iglesia, como suele ser habitual. También suele serlo que el lado norte del claustro se extienda a lo largo de toda la longitud de las naves del templo, pero en el presente caso, al no haberse completado la construcción del mismo en todos sus tramos, queda un espacio residual en esa panda que se ha destinado a la bodega.
La estructura de las galerías procede del siglo XIII; la componen una serie de arcos fajones apuntados que delimitan cada uno de los cinco tramos de que constan las cuatro pandas, sin contar los tramos de esquina. Apean tales arcos en modillones de rollos embutidos en los muros interiores y en los contrafuertes del cerramiento al patio. En esos mismos elementos de soporte descargan las ojivas que forman las nervaduras de las bóvedas. Los arcos formeros presentan el típico dovelaje pétreo; las ojivas, por su parte, son de ladrillo y escuadría rectangular.
El cerramiento actual de las galerías se realizó en el siglo XVI. Lo constituye un arco de medio punto centrado en cada tramo, y cada lado de él un vano rectangular adintelado.

Dependencias monacales


La sala capitular ocupa un lugar preferente en la panda oriental, siguiendo la disposición común a todos los monasterios. Tampoco se aparta de lo ordinario en su distribución interior: cuatro columnas centrales que fragmentan el espacio rectangular de la sala en nueve tramos. Con apoyo en estas columnas y en las que se adosan perimetralmente a los muros voltean una serie de arcos y de ojivas que dan soporte a las bóvedas de crucería cuatripartitas con que se cubren cada uno de los tramos. Las columnas exentas, así como parte del abovedamiento, proceden de una intervención realizada en el siglo XVIII.
Como casi todas las salas capitulares monásticas, la de Retuerta se abre a la panda oriental mediante una puerta centrada y dos ventanales adláteres. Esta fachada proviene de la primera fase constructiva de la abadía, si bien ha sufrido cambios y mutilaciones que han alterado parcialmente su aspecto primitivo. En su origen estaría la puerta bajo arco de medio punto dotada de una primera arquivolta de baquetón apoyada en columnas con capiteles y altos podios, todo ello como hoy se nos muestra si no fuera porque un arco formero se ha superpuesto a las arquivoltas exteriores y el correspondiente modillón oculta la imposta de esa jamba. Las ventanas geminadas a uno y otro lado de la puerta estarían formadas por arcos de medio punto sustentados por columnillas laterales de fuste sencillo y una central de cuádruple fuste torso. Con posterioridad se han cegado los tímpanos y se ha creado una mocheta central que desvirtúa la columna torsa, obteniéndose así dos pares de huecos con ventanas rectangulares de doble hoja. El ventanal de la derecha se ha visto cercenado por una pilastrilla que da soporte al modillón en el que descansan los arcos de la bóveda.
Con todo, aún perduran algunos capiteles en un cierto buen estado, como el de la adjunta imagen que corresponde a la jamba derecha de la portada y que representa dos cuadrúpedos con cabeza de camello y cuerpo más bien equino, entrelazados por tallos de aire silense. En el interior de la sala también se conservan algunos capiteles de ornamentación foliácea vegetal.
El refectorio ocupa la práctica totalidad de la panda meridional. Se trata de una estancia rectangular alargada cuyo lado mayor hace de cerramiento de esa galería. Se accede desde el claustro a través de dos puertas situadas en ambos extremos. Los testeros son ciegos, mientras que el muro lateral sur presenta dos órdenes superpuestos de huecos, de los que el inferior corresponde a los primitivos vanos de iluminación y el superior ha sido abierto con posterioridad. En correspondencia con dichos huecos, en el muro de enfrente existen unas oquedades formalmente similares que no perforan el muro en todo su espesor.
La cubrición corre a cargo de una bóveda de crucería en cuatro tramos separados por arcos fajones apuntados que, como las ojivas, descansan sobre modillones de rollos.
» Página de inicio
» Presentación
» El arte Románico
» Arquitectura religiosa
» Arquitectura civil y milit.
» Fotografías antiguas
» Referencias históricas
» Artículos varios
» Glosario enciclopédico
» Mapa del sitio
Otros enlaces
info@lafronteradelduero.com
FirefoxSitio web optimizado para Firefox