Zamora - San Vicente


Localización | La planta | La portada | La torre

La iglesia parroquial de San Vicente de Zamora se comenzó a construir a finales del siglo XII y se finalizó entrado ya el siglo XIII. Era un templo de tres naves y otros tantos tramos, con cabecera de triple ábside recto siguiendo los esquemas de trazado de otras iglesias de la capital como Santiago del Burgo, San Juan de Puerta Nueva y varias más.

Tras las múltiples reformas, y sin perjuicio de la existencia de algunos restos de la fábrica románica difícilmente visibles por estar el templo envuelto por las edificaciones contiguas, lo que realmente queda en pie en casi su integridad y se ofrece al visitante es la torre y la fachada occidental con su portada.

Localización


Coordenadas UTM (Datum ETRS89 y WGS84)
  • Huso:30T; X=270.791; Y=4.598.393
Cartografía

La planta


Esta iglesia ha sido objeto de numerosas actuaciones que han alterado sustancialmente su primitiva configuración. De las tres portadas iniciales con las que contaba, una al norte, otra al sur, más la occidental que aún subsiste, las dos primeras han desaparecido al abrirse en su lugar sendas capillas que luego han sido eliminadas. En 1780 se reconstruyó la cabecera dotándola de la estructura actual, lo que supuso la destrucción de la primitiva románica salvo algunos muros de los ábsides laterales. Por otra parte, en 1695 se acometió una reforma por la que las tres naves se fundieron en una sola ampliada en un cuarto tramo a costa del espacio que ocupaba la cabecera; para ello se voltearon grandes arcos fajones apuntados aprovechando en parte los antiguos soportes adosados a los muros norte y sur. Al norte de la nave da la impresión de que existe una segunda nave más reducida que realmente es una capilla de tres tramos construida a finales del siglo XVII dedicada a Nuestra Señora de las Angustias.

La portada


La portada occidental, la única existente hoy, es una de las tres que tuvo en origen el templo románico. La forma un arco de medio punto con cuatro arquivoltas más chambrana que descansa sobre las jambas del hueco -la rosca interior o arco propiamente dicho- y las otras tres arquivoltas sobre otras tantas columnillas acodilladas y encapiteladas a cada lado.
La decoración de las arquivoltas, de las que la exterior se encuentra muy erosionada, es todas ellas a base de elementos vegetales en forma de hojas de acanto y palmetas. Los capiteles también se adornan en general con motivos vegetales en uno o dos órdenes de hojas de acanto. Como excepción, el capitel de la columnilla interior es figurativo: sobre una franja inferior de hojas y palmetas se sitúan, en la cara derecha, dos arpías cuyos largos cuellos cilíndricos se entrecruzan para mirarse de frente, y en la cara izquierda, un león erguido sobre sus patas traseras a cuyas fauces se enfrentan las de un quimérico monstruo de cola de reptil, cuerpo de ave y cabeza draconiana. De los capiteles del lado derecho (verlos aquí) sólo quedan los correspondientes a la jamba y a la primera columnilla; el siguiente está totalmente destrozado y el último ha sido reemplazado por otro liso volumétricamente equivalente.

La torre


El otro elemento que, además de la portada, ha pervivido de la edificación románica, y ciertamente en muy buen estado de conservación, es su torre. Es de las más airosas de la capital pues conjuga las reducidas dimensiones de su planta cuadrada con las majestuosas de su altura. Está dividida en seis cuerpos mediante impostas molduradas, de los que los tres inferiores son casi ciegos pues sólo cuentan con un vano en la planta baja. Los cuerpos superiores, del cuarto al sexto, cuentan con uno, dos y tres huecos por cara respectivamente. Todas las ventanas son de arco apuntado y luz inversamente proporcional al número de ellas. El chapitel que corona la torre se instaló a mediados del siglo XVIII.
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