San Esteban de Gormaz - El Rivero


Localización | La planta | La cabecera | La portada | La galería | El interior |

La iglesia de Nuestra Señora del Rivero de San Esteban de Gormaz, conocida como «El Rivero» se debió construir a principios del siglo XII, poco después que la de San Miguel de la misma ciudad que le sirvió de modelo. Es en todo semejante a aquélla salvo en su fábrica, más opulenta, ejecutada en sillería.
Fue declarada bien de interés cultural en la categoría de monumento el día 2 de mayo de 1996.

El aspecto actual es consecuencia de diversas alteraciones sufridas con el tiempo que han desfigurado su estampa original.

Localización


Coordenadas UTM (Datum ETRS89 y WGS84)
  • Huso:30T; X=482.620; Y=4.602.637
Cartografía

La planta


En la adjunta figura se esquematiza lo que queda de la planta original del templo románico. Ha desaparecido la arquería suroccidental del pórtico y, por el contrario, se ha añadido una capilla, una sacristía y otras dependencias que ocultan dos paños del ábside y buena parte del presbiterio.

Consta la iglesia de una sola nave dividida en tres tramos, presbiterio de menor anchura que la nave y ábside más estrecho todavía. Al exterior se adosó una galería porticada que abarca por el sur toda la longitud de la nave. El acceso al templo se realiza por la portada que se abre en el centro de este muro meridional.

La cabecera


El ábside es de planta semicircular, de sillería igual a la del resto de la iglesia. Cuatro semicolumnas adosadas lo dividen en tres paños verticales en cada uno de los cuales se abre una ventana. El diámetro es algo inferior al ancho del presbiterio que, a su vez, es de menor dimensión que la nave, formando un conjunto ostensiblemente escalonado y delimitado por robustos contrafuertes. La capilla agregada al lado sur del presbiterio y las dependencias que rodean el ábside y el paramento norte del propio presbiterio sólo dejan ver el fragmento de la cabecera a que corresponde la imagen adjunta.
El alero, liso y muy simple, apoya sobre modillones que en este tramo meridional están tan deteriorados como los capiteles de las columnas entre los que se intercalan. En unos y otros se intuyen más que se ven algunas figuras de aves y humanas.
La ventana de este paño debió ser, sin duda, como su equivalente del costado norte, de aspillera con derrame interior, aunque hoy la veamos completamente vana y alterada. Queda en mal estado la arquivolta exterior, sogueada, que apoya sobre las jambas, y otra interior con puntas de diamante.
Aunque se viene diciendo que la mayor parte de la cabecera permanece oculta por una serie de construcciones parásitas que la circundan, y en realidad así es, en una afortunada restauración de fecha reciente se ha logrado descubrir esta hermosa fachada, por otra parte muy bien conservada, para que, sin derribar tales anexos, puedan verse desde su interior los lienzos de la cara norte del ábside y del presbiterio. Sigue velado el tramo oriental del ábside. Desde ese mismo interior, a través de la cristalera por la que se ha sustituido la anterior cubierta, pueden apreciarse también los capiteles, modillones y todo el conjunto del alero.
La ventana del tramo norte del ábside, como debió serlo la del sur, posee una estrecha abertura de aspillera con derrame hacia el interior. La forman un par de columnas de bien labrados capiteles con cimacios de tacos que se extienden en una breve imposta en torno a las jambas. Sobre éstas apoya la arquivolta externa de ornamentación sogueada, mientras que la interna, de grueso baquetón y frente ajedrezado, descansa sobre las columnas. Dos filas de rosetas dispuestas bajo el arco definen un espacio a modo de tímpano. Por la base de la ventana discurre una imposta de tacos que sigue por el presbiterio incluidos los contrafuertes.
El capitel de la columna derecha muestra idéntica figura en ambas caras: un personaje con tocado y atuendo moruno de grandes mangas acampanadas, todo con un estriado de perfecta geometría.
El capitel de la columna izquierda representa una escena que abarca todo su contorno. En la cara frontal aparece una acémila que transporta un personaje de similares características en cuanto a atavío que los del otro capitel y que cabalga sentado con pose femenina. En su regazo lleva un niño del que sólo se ve la cabecita. En la otra cara, otro personaje, que por su estatura y simplicidad de vestimenta parece de menor rango, lleva a pie las riendas del equino . Admitiendo que quien va sobre el asno fuese la Virgen, y quien tira de él San José, podría tratarse del pasaje bíblico de la huída a Egipto.
Por el lado norte el presbiterio deja ver este arco ciego, con impostas superior e inferior de tacos jaqueses como todas las demás y al igual que la chambrana que lo trasdosa.
Los capiteles y modillones de esta parte de la cabecera también han estado expuestos a la intemperie, no obstante se conservan en mejor estado que los que miran al sur. Los dos capiteles visibles y algunos de los modillones pueden contemplarse, con la escasa calidad que ofrecen las fotografías a través del poluto cristal, en la siguiente

 

La portada


Se accede al templo desde la galería por una portada embebida en el ancho muro meridional, sin arimez. Está formada por arco de medio punto y tres arquivoltas, de las que las dos externas apoyan sobre columnas encapiteladas y la interior directamente sobre las jambas. La arquivolta externa lleva en el bisel flores de tres pétalos y dos caulículos formando volutas. La arquivolta intermedia es de doble sogueado, y la interior de baquetón. Las columnas exteriores poseen fustes sencillos y lisos, mientras que las otras los tienen pareados con adorno de soga. La imposta es de rosetas, alternándose las de seis pétalos con otras similares a las de la arquivolta exterior.
Capitel exterior del lado izquierdo.
Un músico barbado y con gorro de caperuza toca un instrumento de cuerda con su arco. Viste el consabido caftán de mangas largas y anchas. A su lado, un muchacho ataviado de igual guisa parece escuchar. Se asemeja este capitel por su temática al cuarto capitel del lado meridional de la galería de San Miguel.
Capitel interior del lado izquierdo.
Un ave rapaz de aspecto aguileño ha apresado otras dos aves a las que mantiene inmóviles con sus garras a la vez que picotea en el cuello a una de ellas.
Capitel interior del lado derecho.
Aparece de frente, con la cabeza ocupando la arista del capitel, un cuadrúpedo que se repite en varias ocasiones en la vecina iglesia de San Miguel en similar pose y con parecida fiereza. Lleva por collar al cuello una soga de la que pende un anilla.
Capitel exterior del lado derecho.
Un ofidio al que le falta la cabeza se enrosca sobre sí mismo ocupando las dos caras del capitel.

La galería


Como la mayoría de las galerías porticadas castellanas se orienta al Sur. La forman nueve arcos en su lado largo (el meridional) y dos más por el costado oriental como puede apreciarse en esta imagen del interior. Los tres arcos de medio punto sobre machones prismáticos que ocupan el tramo más occidental no corresponden a la primitiva galería. De ésta quedan los dos arcos de levante y los otros seis que completan la fachada sur. El más centrado de todos ellos constituye el acceso; a su derecha, mirando desde fuera, separado por una pilastra se encuentra un primer grupo de dos arcos y, a continuación, mediando una segunda pilastra, la última terna.

Las dimensiones de los arcos son iguales a las de San Miguel, pero aquí los fustes son más altos y esbeltos y las basas más reducidas. El podio es muy elevado dada la pendiente del terreno. Los ábacos de los capiteles y las molduras impostadas de las pilastras llevan adornos de rosetas de seis pétalos.
La galería, como el resto, está ejecutada en sillería, siendo su cubierta de madera a un agua.

Capiteles
Capitel núm. 1 comenzando por la puerta.
En las dos aristas del capitel se representan sendos personajes con el característico atavío tan repetido en esta iglesia y en la vecina de San Miguel: caftán de mangas largas y acampanadas que cubre todo el cuerpo dejando ver tan sólo los pies, y turbante en la cabeza.
Capitel núm. 2 comenzando por la puerta.
Por estar adosado a la pilastra, este capitel sólo presentas tres caras. En la central aparece la figura, común a esta galería y a la de San Miguel, de un hombre que mantiene abiertas y en alto las dos piernas convertidas en colas de pez sujetándolas con ambas manos. En la cara interior, al igual que en la cara exterior, el repetido personaje estático, de manos cruzadas por delante, vestido con caftán y turbante; el de la cara norte se mesa la punta de su luenga barba.
Capitel núm. 3 comenzando por la puerta.
En el ángulo suroccidental un animal, quizás un león, devora a un cuadrúpedo difícil de concretar por su mal estado de conservación. En el ángulo sureste un soldado armado con una lanza. La cara oriental vuelve a mostrar al indivíduo con atavío moruno de caftán de mangas largas y acampanadas y turbante. Por fin, en la cara norte, un jinete a caballo armado con una lanza.
Capitel núm. 4 comenzando por la puerta.
Capitel de una de columna adosada a una de las pilastras que sólo presenta tres caras con figuras en las aristas de unión. Se trata de dos aves que despliegan sus alas y exiben las prominentes pechugas. Ambas han perdido el cuello y la cabeza.
Capitel núm. 5 comenzando por la puerta.
Este sencillo capitel se adorna con volutas foliáceas vegetales sin otro motivo iconográfico.
Capitel núm. 6 comenzando por la puerta.
En la cara meridional, un fruto bulboso enmarcado en hojas vegetales flanqueado en ambas aristas por sendos personajes con indumentaria moruna. En el ángulo noroeste la escena del león desquijarado por Sansón que viste faldellín; la fiera intenta agredirle en la cabeza con su zarpa derecha. En el ángulo noreste se sitúa un indivíduo parecido al los de los otros ángulos, pero éste tañendo un instrumento de cuerda que apoya en su hombro izquierdo.
Capitel núm. 7 comenzando por la puerta.
Tanto en el ángulo suroccidental como en los suroriental y nororiental se repite similar composición: Un ave de rapiña de alas desplegadas que picotea a un animal apresado entre sus garras. El otro ángulo lo ocupa un cuadrúpedo de frente con la cabeza gacha.
Capitel núm. 8 comenzando por la puerta.
Último de los capiteles del frente sur de la galería. En la cara de poniente aparece una vez más el personjae estático de atuendo moruno. En el ángulo exterior, un animal no identificable, pues le falta la cabeza, aunque pudiera ser un mono. En el otro ángulo, otro individuo similar al de la cara central.
Capitel primero por la izquierda del frente oriental.
Está sumamente deteriorado, dando la impresión de haber tenido decoración vegetal a base de hojas y frutos bulbosos. El del otro extremo de ese frente ha perdido totalmente su forma, mientras que el capitel de la columna central, restaurado, ha sido sustituido por un sólido liso.

Modillones
Bajo el alero del pórtico se conserva en regular estado una colección de modillones que, originalmente, debieron estar intercalados entre metopas de flores de dalia de las que sólo restan las que aparecen en la imagen. Los temas iconográficos son muy variados y comprenden aves, cuadrúpedos, figuras humanas con caftán, soldados con faldellín armados, monjes, rostros, etc. Todos elos pueden apreciarse en la siguiente

El interior


El interior de esta iglesia es heterogéneo en estilos y materiales: cabecera románica en perfecta sillería, como lo es también el cerramiento vertical de la nave, mientras que la bóveda de ésta, de medio cañón rebocada y pintada, presenta anacrónicos lunetos herrerianos.

La iluminación natural se obtiene profusamente por medio de los tres huecos rectangulares abiertos en el muro sur, uno por cada uno de los tres tramos de la nave, a los que se suma la deformada ventana del ábside torpemente destrozada para darle mayor amplitud.

El ábside, parcialmente oculto por el retablo barroco, se cubre con bóveda de horno y, aunque en mal estado, aún conserva algunas pinturas góticas, como puede apreciarse en esta imagen. El presbiterio, algo más ancho que el ábside, posee bóveda de cañón apuntado. Por delante de él, a modo de embocadura, un fuerte y ancho arco de robustos apoyos murales y triple rosca: la exterior, de medio punto; las otras dos, carpaneles apuntadas de cuatro centros. No tiene otra ornamentación que una sencilla imposta moldurada, y su misión estructural es la de trasmitir las cargas producidas por la espadaña. Por esta razón su vano es estrecho en relación con el de la nave y aun con el del presbiterio que, en una visión frontal, queda oculto tras los enormes soportes.
El presbiterio se halla enmarcado, al fondo, por el retallo que lo diferencia del ábside, y, al frente, por el arco de triunfo. Sus dos paramentos, norte y sur, son bien distintos: no tiene este último sino una desnuda abertura para acceso a la capilla que se adosó con posterioridad; el primero, en cambio, contiene un precioso arco que, aunque ciego en su origen, cobija ahora la puerta de entrada a los recintos anejos a la fachada norte en cuyo interior ha quedado al descubierto el lienzo de esa orientación del presbiterio y del ábside, como más arriba se ha indicado.

El arco triunfal, apuntado como la bóveda, apoya en esbeltas semicolumnas de doble fuste que descansan sobre basas de bolas y altísimo podio .

El capitel del lado norte del arco de triunfo se adorna con hojas que se yerguen sobre los astrágalos formando sendas coronas y con volutas en ambos vértices. En el centro de la cara mayor, una roseta de tres pétalos en el interior de un aro abierto por la parte inferior, motivo que se repite en el cimacio para formar una cadena anillada de estas rosetas.
El capitel opuesto, parcialmente embebido en el intruso arimez de la puerta de la capilla ya mencionada, muestra en su base una corona de hojas parecidas a las anteriores, de las que, en este caso, cuelgan frutos arracimados. Contiene también similares volutas, pero en el centro de la cara principal hay aquí un pequeño rostro humano. Por el cimacio corre un doble sogueado de dos y tres filamentos.
Originalmente no existía esta puerta de acceso a la sacristía y demás dependencias. El alto zócalo corría sin discontinuidad soportando las dobles columnas del arco de triunfo y las que formaban el arco ciego que, a modo de hornacina, ornaba el paramento norte del presbiterio. Se trata de un arco de medio punto de única arquivolta lisa con chambrana de tacos jaqueses.
El capitel del lado izquierdo de la hornacina muestra en su cara frontal dos aves posadas sobre el astrágalo que abren sus alas mientras permanecen en posición erecta. Tanto el cuerpo como las alas presentan una textura de finas estrías. En la otra cara aparecen hojas carnosas puntiagudas. El cimacio se adorna con rosetas circulares de seis pétalos tangentes entre sí.
El otro capitel no tiene figuras animadas sino solamente las hojas y frutos ya presentes en el capitel anterior. Su cimacio es igual al de aquél y se prolonga por todo el ábside formando una imposta a la altura de la base de las ventanas.
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